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Ideas para renaturalizar la ciudad: del parque al planeamiento de una ciudad

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12 March 2018
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Recogemos la crónica de la jornada de City Talks Madrid, donde una docena de agentes sociales contaron su experiencia con la infraestructura verde, evitar el cambio climático y aumentar la biodiversidad en el tejido urbano.

Que las ciudades necesitan mirar a la naturaleza es un hecho. No solo para lograr un entorno más agradable, si no para hacer frente a lo que inevitablemente está por llegar: los efectos del cambio climático. Lograr que las ciudades sean más resilientes –no solamente resistentes, si no permeables al cambio- es el objetivo de muchas acciones y proyectos que se están llevando acabo en estos momentos. Por eso, fue especialmente interesante que un evento reuniera a las diferentes formas de acercarse a este problema y a sus posibles soluciones.

La jornada del pasado jueves día 22 de febrero, organizada por el IED de Madrid y Creando Redes con la colaboración del Punto Nacional URBACT en España, arrancaba con la intervención de Jonathan Minchi, coordinador de GrenFab Lab. Experimentando con materiales naturales tradicionales –como madera o vidrio- e incorporando las tecnologías más punteras, Green Fab Lag junto el Plan Avanza y el MIT de Chicago están logrando establecer un camino de soluciones a la polución, la falta de agua o el aprovechamiento de la energía, entre otros. Uno de los ejemplos expuestos, ofrece soluciones robóticas a una de las actividades que más se puede beneficiar de estos avances tecnológicos: la agricultura. Actualmente ya hay robots que no solamente se encargan de regar, abonar o sembrar, si no que analizan el estado de la planta, la acidez del suelo, la humedad en el aire para potenciar el crecimiento y la productividad de la planta. Todo con métodos ecológicos y maximizando el uso de los recursos.

Zaragoza, un plan a medida

Con el mismo objetivo se presentó la ciudad de Zaragoza en el City Talks Madrid . Montse Hernández fue la encargada de presentar la iniciativa que ha dotado de infraestructura verde a la capital aragonesa, resaltando el importante patrimonio azul de la ciudad y las características tan peculiares de su entorno. “Nos fijamos mucho en el Anillo Verde de Vitoria, pero tuvimos que empezar desde cero para poder armarlo y hacer un traje a medida”, señaló. Ese plan partió del marco europeo de la normativa y de los programas de financiación LIFE. Después de hacer un repaso por sus objetivos y su inspiración –incluyendo el Central Park y toda la planificación verde de las ciudades estadounidenses, de Nueva York a San Francisco-, Hernández explicó que su máxima era la multifuncionalidad y la posibilidad de ser multiescala. “En nuestro ámbito municipal, solo el 10% del suelo es urbano. De ese 90% restante, dos tercios del espacio son estepas, así que cuando hablamos de infraestructura verde, hablamos también de amarilla o marrón”.

 

Ese concepto, el de verde como único color de la naturaleza se vería durante toda la jornada, al igual que las dificultades que supone para la naturalización de las ciudades la necesidad e trabajar de forma transversal en la Administración.

Las ecoaldeas de Malmö

Problemas que parecen haber resulto en Malmö, Suecia. De sus soluciones a hacer la ciudad más resiliente nos habló Jhon Love. Esta ciudad se encuentra muy expuesta a las posibilidades de sufrir inundaciones, ya sea por la subida del nivel del mar o por las enormes tormentas de lluvia que se dan. No en vano, en el pasado sufrieron duras pérdidas que la ciudad tradujo en posibilidades de un mundo mejor. De ahí, proyectos destacados por Love como las eco-aldeas que desde 1995 llevan construyendo o el puente que une a la ciudad sueca con la capital Danesa –el puente de Øresund que empezó a construirse ese mismo año-. Estos proyectos que podría parecer frágiles a primera vista, se nutren de las ideas más innovadoras y de un gran aliado: la naturaleza.

 

Love explicó a los presentes como actualmente el 50% de la superficie de la ciudad está cubierta por vegetación (ya sean sus suelos, sus cubiertas o bien otras edificaciones), como el transporte por el que apuesta la ciudad es sostenible o cómo ha aumentado la biodiversidad en todo el tejido urbano. El distrito de Augustenborg, también conocido como eco-barrio, es el ejemplo claro de cómo con interés se pueden hacer muchas cosas. Como en el caso de Bilbao –ciudad de la que se hablaría más tarde en el evento-, se aprovechó la necesidad imperiosa de actuar en una parte de la ciudad abandonada por la falta de industria, para convertirlo en un ejemplo de ciudad del futuro. Ecologistas, urbanistas, arquitectos, constructores, técnicos municipales… todos trabajaron muy duro para garantizar que ante una inundación los destrozos en el área fueran mínimos. Suelos absorbentes, techos verdes, zonas como parques inundables, todo listo para cuando llegara el agua.

Renaturalizar un estanque en Bilbao

Proyectos como el de Augustenborg sin duda requieren un gran esfuerzo económico y una apuesta por el territorio a largo plazo, pero no todas las medidas de renaturalización en las ciudades tienen que ser así. Es el caso del Parque Europa en Bilbao. Beatriz Fernández de Manuel, de la Universidad del País Vasco, fue la encargada de explicar los objetivos del proyecto, pero también sus dificultades. Se trata de un parque de los años 80 con un estanque, “prácticamente una cubeta de hormigón”, en palabras de Fernández. Ante los problemas que vecinos y técnicos municipales manifiestan (como el alto coste del mantenimiento, los malos olores, la calidad del agua, etc), la universidad proyecta un plan: renaturalizar el estanque. Se ejecuta la obra para añadir sedimentos al estanque, vegetación conforme y eliminar elementos intrusivos. El siguiente paso fue concienciar de la importancia de los humedales para la conservación de especies raras, como algunos tipos de anfibios. “Investigación, divulgación educativa y gestión de conservación deben ir de la mano en estos proyectos”, afirmó. 

Uno de los grandes problemas residió en la necesidad de explicar los proyectos a la sociedad y que entienda que muchas veces no todas las especies vegetales o animales significan mayor diversidad o sostenibilidad, En el caso de Bilbao, el problema fueron los patos que históricamente fueron introducidos en el parque y que con la renaturalización de la fuente su permanencia se ponían en duda. Además, que se mantengan o no los filtros verdes puestos también suponen que el resultado final de este proyecto esté por ver.

La geografía, amiga de la ciudad (y de sus habitantes)

Además de los casos prácticos, en City Talks Madrid también se buscó mostrar las herramientas transdisciplinares que existen para realizar proyectos de naturalización cada vez más exitosos. Es el caso de las cartografías y la geografía. La empresa especializada ESRI expuso como con análisis de datos mostrados sobre mapas pueden dar lugar a herramientas de acción. Con la suma de variables podemos ver los diferentes escenarios de nuestras intervenciones en el medio urbano, podemos diseñar planes de acción y nos pueden ayudar a hacer entender a la sociedad los pasos que se darán en el futuro. Además, el geodiseño, tiene muchas posibilidades en cuanto a participación ciudadana. Los representantes de ESRI explicaron cómo se puso a disposición de los ciudadanos mapas de su ciudad y ellos, que son quienes mejor conocen sus calles, ayudaron a realizar itinerarios para que los bomberos llegaran antes a las urgencias, a mejorar la gestión de basuras por distritos o, de una manera más solidaria aún, a hacer un mapa de voluntariado para personas que buscan escapar de la soledad y la depresión.

 

Una visión más empresarial que se sumó a este evento en el IED de Madrid fue la de Typsa. El grupo realiza actividades en los campos de ingeniería civil, arquitectura, industria y energía, y medio ambiente. De ahí la importancia de que mostraran su visión de antes y ahora de las ciudades respecto a la naturaleza. Con una experiencia de 50 años creando ciudades, la empresa inicia un camino para romper con la dinámica que hasta ahora existía: Romper el territorio en la construcción de tejido urbano para luego pasar a planear como renaturalizar este espacio. La propuesta ahora, apuntaron, debe ser a la inversa, analizando bien el lugar para adaptarse a él.

Los municipios URBACT en acción

Después de la comida llegó el turno para las ciudades URBACT. Un representante de Bilbao y otro de Mollet del Vallès, acompañados del ayuntamiento de Valladolid, explicaron sus casos de éxito en transformación urbana gracias a la naturaleza. La capital de Castilla y León fue la primera en arrancar y lo hizo gracias a la representante del ayuntamiento Rosa Huertas. Huertas incidió en que el término ‘smart city’ se ha visto superado por el de ‘ciudad resiliente’. “Tenemos que hacer entender a los ciudadanos que la solución no pasa por plantar más árboles, sino que los que haya sean los más adecuados a la zona”, explicó y mencionó el interés que tienen en el concepto ‘Urban Green up’ , que están presentes en ciudades emergentes y en lugares como Colombia, China o Vietnam. El reto de Valladolid era complementar la infraestructura verde actual (por el cauce del río, de norte a sur) con otra que uniera la ciudad de este a oeste. En total, 42 actuaciones agrupadas en cuatro temáticas que hacen que el futuro de Valladolid sea más ‘verde’. “Decimos verde pero puede ser marrón, porque cuando la gente piensa en zonas verdes piensa en una gran extensión de césped con dos sauces llorones. Debemos hacer ver que estoy igual tiene sentido en Escocia, pero no en un sitio con escasez de agua”.

 

Precisamente aprovechar la naturaleza presente de la región y las variedades autóctonas ha sido uno de los objetivos de Mollet del Vallès que les impulsaron a participar en el piloto de redes de transferencia de URBACT llamado ‘Diet for a Green Planet’. Gemma Safont, gerente del Consorci de Gallecs, fue la encargada de contar en Madrid los logros que han experimentado al adaptar a su municipio lo aprendido en la ciudad sueca de Södertälje. Allí lograron que la mayor parte de los alimentos consumidos por la población fueran ecológicos, locales, con una tasa de desperdicios muy baja. Mollet quiso hacer lo mismo y gracias al parque Gallecs podían intentarlo. Este supone una extensión grandísima de terreno y ha sido preservado de la burbuja inmobiliaria, así que el reto era involucrar a productores, a la universidad, a los seis ayuntamientos de alrededor y a otros agentes sociales, como escuelas y familiares. Con todos ellos se propuso estudiar los cereales y verduras propios de la zona, aumentar la biodiversidad, recuperar especies antiguas más resistentes y hacer llegar ese esfuerzo a la población. Pese a los retos que suponía –por ejemplo la falta de competencias en cuanto a dieta por parte del ayuntamiento a diferencia de Södertälje-, se ha logrado que la comida que se sirve en los comedores públicos de Mollet es ahora, de media, más del 80% orgánica y 100% de temporada. Todas las verduras viajan menos de 30 km desde el campo a su destino y las hortalizas excedentes se procesan en la cocina del parque agroecológico, que incluso es usada para celebrar los convites de boda.

Y de Mollet del Vallès a Bilbao de nuevo. Esta vez un representante del Ayuntamiento, Fernando González Vara, explicó lo que gracias a la reconversión industria – al igual que pasó en Malmö- acabó con la nueva y mejorada Bilbao. La ría de la capital vizcaína pasó de ser un pozo de contaminación, abandono y un entorno gris, a ser un polo de atracción para la cultura, el turismo y la naturaleza. Esta transformación logró ser reconocida como Buena Practica por parte de URBACT el pasado año, pero la ciudad vasca no se queda ahí. Fernández explicó a los asistentes –cerca de unas sesenta personas- la nueva apuesta por la regeneración urbana en la zona de Zorrozaurre. Se trata de una península artificial creada después de la excavación del canal de Deusto. Ocupada durante muchos años con almacenes y fábricas, en las próximas décadas será un nuevo barrio de Bilbao con usos mixtos, viviendas, servicios y comercio, que además se convertirá en una isla al fin. Fernández explicó que terminar de abrir el canal es una de las formar que han visto como más eficaces para mitigar las inundaciones que sufre la ciudad en su parte más arriba del canal. Además, está previsto atajar estas subidas de caudal con parques y zonas inundables a su paso por la ría.

Carabanchel, laboratorio de ideas urbanas

El evento City Talks Madrid además de ser innovador en su forma de poner la naturaleza como centro de la ciudad, también lo hizo en su formato. La jornada, además de interesante en cada una de sus ponencias, concluyó con un taller de propuestas. Centrados en el barrio madrileño de Carabanchel, donde se celebraba el evento, muy cerca de la Casa de Campo, se pidió a los presentes que pensaran en las necesidades del tejido urbano y en las soluciones que se podían presentar. Guiados por residentes de la zona, no tardó en aparecer la necesidad de mejorar la biodiversidad, aumentar las zonas verdes del barrio –con una de las mayores densidades poblacionales de Madrid- y pensar más en el peatón y los espacios públicos para este. Desde guerrillas de bombas de semillas, hasta plantar en tu propia terraza o proponer actuaciones concretas en las Juntas de Distrito, las soluciones pasaron todas y cada una de ellas por visibilizar que cada ciudadano tiene en su mano también renaturalizar la ciudad en la que vivimos.

 

Imágenes: Creando Redes y URBACT