El impacto de la COVID-19 desde la perspectiva de género
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08 May 2020¿Está afectando de la misma manera la pandemia del coronavirus a hombres y a mujeres? ¿De qué manera afecta en relación a la desigualdad por razones de género? La necesidad de ciudades con mayor igualdad de género ya se reconocía como una prioridad para URBACT y los actores urbanos implicados en el programa antes de que se produjera la crisis sanitaria del coronavirus. Pero la dramática situación actual insta a las ciudades y sus responsables a actuar con mayor urgencia al respecto. En este artículo Sally Kneeshaw, URBACT Programme Expert, y Jaimie Just, Asesora Política del CCRE-CEMR, exploran conjuntamente algunos de los impactos de género que la crisis está produciendo actualmente y realizan propuestas para solventarlos a largo plazo y dotar de impulso a las políticas de igualdad de género en nuestras ciudades.
Lo que está claro es que las mujeres están teniendo una mayor presencia en el desarrollo de las actividades esenciales, ya sea en los sectores de la salud y la asistencia, los supermercados o los entornos educativos. Esto coloca a las mujeres en la primera línea que hace frente a la pandemia, lo que conlleva un mayor riesgo de exposición al virus.
Al mismo tiempo, hay un número notablemente menor de mujeres en la mesa de decisiones sobre la gestión y la respuesta a la pandemia. Ello a pesar de las conclusiones recientemente destacadas por la revista Forbes sobre el notable éxito de los países dirigidos por mujeres en la lucha contra la pandemia de manera eficaz.
Pero, ¿qué otros riesgos y tendencias estamos viendo, qué significa esto para las mujeres ahora y en el futuro y qué pueden hacer las ciudades como parte de la respuesta inmediata y a más largo plazo y para lograr ciudades con igualdad de género?
Trabajos de riesgo y trabajos en riesgo
Ya sabemos con certeza que las mujeres ejercen la mayoría de los trabajos vinculados a la de primera línea acción contra el COVID-19. Se trata de a menudo en trabajos de cuidado mal pagados y con alto riesgo de exposición. Los trabajadores peor pagados suelen ser los que menos acceso tienen al trabajo flexible. No pueden trabajar desde casa mientras realizan los trabajos esenciales de cuidado de personas mayores o enfermas, o mantener los supermercados abiertos y abastecidos.
Más allá del sector de la salud y la asistencia, la situación laboral de las mujeres suele ser vulnerable de otras maneras. Las investigaciones del Instituto Europeo para la Igualdad de Género muestran que una cuarta parte de las mujeres empleadas en otros sectores de la UE tienen un trabajo precario, con un mayor riesgo de caer en la pobreza. Además, es probable que el cierre de guarderías y escuelas tenga un impacto negativo general en la participación de la mujer en el mercado laboral debido al aumento de la carga de cuidados no remunerados que a menudo recae sobre sus hombros.
Las mujeres empresarias pueden verse afectadas de manera desproporcionada si los obstáculos existentes para acceder al apoyo y la financiación se ven exacerbados en la crisis actual. La mayoría de los países han adoptado medidas de respuesta de emergencia y de apoyo al sector privado, pero sin muchos datos todavía sobre la aceptación y el impacto en los empleos y las empresas de las mujeres, es difícil saber con certeza cómo se verán afectadas.
Dado que los análisis de anteriores crisis económicas (de la ONU y el Banco Mundial) muestran que los ingresos de las mujeres se recuperan más lentamente que los de los hombres, existen riesgos reales de que, sin medidas proactivas por parte de los gobiernos a todos los niveles, el reloj podría retroceder más en lo que respecta a la igualdad económica de género.
Y, más allá de la crisis inmediata, si los gobiernos adoptan medidas de austeridad adicionales, las mujeres serán las más afectadas por la pérdida de empleos, prestaciones y servicios del sector público. El sector público es uno de los principales empleadores de mujeres en toda la UE y las autoridades locales deberán tener en cuenta las formas de medir y proteger los empleos de las mujeres.
Riesgos adicionales
Los riesgos adicionales tienen mayor impacto en aquellas personas que se enfrentan a múltiples formas de desigualdad. Las desigualdades por razón de género, raciales y económicas están siendo amplificadas por la pandemia de una manera que realmente pone de manifiesto muchas de las problemáticas asociadas. Lo más grave es que estamos viendo que la desigualdad es un factor de riesgo clave para la mortalidad a causa del coronavirus.
Ciertos grupos necesitan apoyo adicional, como las personas mayores que viven solas y las familias monoparentales que luchan por salir adelante, y en ambos casos el porcentaje de mujeres es mayor. Otro grupo de especial riesgo son las mujeres migrantes que pueden estar ansiosas por acceder a los servicios de salud o que necesitan apoyo lingüístico.
Linda Gustafsson, Oficial de Igualdad de Género en Umea, Suecia – ciudad que lidera la Action Planning Network Gendered Landscape- también quiere recordarnos que algunos grupos de hombres también corren un riesgo especial. Informa que el equipo de servicios sociales está llegando a la población de edad avanzada que vive sola y aislada, y valoran los impactos por razón de género a nivel municipal. "Sabemos que las mujeres de edad tienden a estar mejor conectadas con sus comunidades, son más resilientes y capaces de pedir ayuda o que se les ofrezca ayuda que los hombres", explica. "Y lo tenemos en cuenta en nuestra respuesta". Según los datos publicados hasta ahora, y por razones aún desconocidas, parece que en todos los países, los hombres tienen más probabilidades que las mujeres de morir a causa de la COVID-19.
Según el informe de “Ciudades por la Igualdad de Género” (Gender Equal Cities) publicado por URBACT, las mujeres dependen más del transporte público que los hombres - para ir al trabajo, visitar al médico o hacer la compra. Esto pone a las mujeres en mayor riesgo de entrar en contacto con el virus. En muchos lugares el transporte público se ha reducido o incluso se ha cerrado, pero las trabajadoras de supermercados, las encargadas de los cuidados o de la atención sanitaria, que están mal pagados, todavía tienen que viajar.
También existe una amenaza en algunos lugares para la disponibilidad de los servicios esenciales de salud sexual y reproductiva durante la crisis debido a la reorientación de los recursos y el cierre de clínicas y la reducción de las horas de funcionamiento. Esto puede ser una causa de ansiedad y de riesgos adicionales para la salud de las mujeres embarazadas que, como resultado, pueden retrasar la búsqueda de ayuda.
El mayor riesgo de todos
Lamentablemente, una de las tragedias más destacadas de la situación actual es que, para muchas mujeres, quedarse en casa no significa estar a salvo. Las denuncias por violencia machista se han disparado - en más del 30% en algunos lugares - desde que se han implementado restricciones a la movilidad. Es necesario denunciar esta situación espantosa para las sociedades europeas modernas y encontrar más respuestas.
Una de las medidas más urgentes que deben tomar las ciudades en este momento es disponer de instalaciones adecuadas e higiénicas para quienes necesitan escapar de una situación peligrosa en casa, garantizar que las organizaciones de mujeres y los refugios dispongan de los recursos necesarios para hacer un espacio extra, disponer de más horas para las líneas de ayuda y de conocimientos técnicos para conectarse a Internet.
Afortunadamente, muchas ciudades están respondiendo. Madrid fue una de las primeras ciudades en lanzar una campaña de cierre anticipado, y el gobierno francés ha facilitado el uso de habitaciones vacías, en colaboración con las cadenas hoteleras, y con una palabra clave para acceder a las mujeres que huyen de entornos peligrosos. Una de las ciudades socias de la red Gendered Landscape, Frankfurt, ha preparado un espacio adicional para las mujeres y los niños que huyen de la violencia machista, y ha creado información multilingüe. Con cierta desesperación las autoridades de la ciudad alemana nos confirman que esperan que el número de incidentes aumente a medida que la crisis avanza, pero al menos están tratando de prepararse.
¿Qué estamos aprendiendo sobre el espacio público?
En un momento en el que se ha decretado distintas políticas de confinamiento de la población en toda Europa, es probable que todavía no esté totalmente claro lo que esto significa para las mujeres y las niñas en términos de su uso y experiencia del espacio público. Para muchas mujeres, la nueva situación puede implicar salir solas y sentirse menos seguras debido al hecho de que hay menos "ojos en la calle".
Sin embargo, para otras, a pesar de que es más probable que salgan solas, pueden sentirse más seguras debido a la disminución de la delincuencia y la violencia en los espacios públicos, debido en parte a la reducción de la vida nocturna. Sin encontrarse con grupos de hombres que puedan ser la causa de la ansiedad debido a actitudes de acoso o agresiones verbales y físicas, algunas mujeres pueden sentirse libres de ocupar espacios que antes evitaban.
Los cierres también están revelando lo asequibles que son las ciudades más familiares y transitables, con menos congestión, mejor calidad del aire, incluso escuchando el canto de los pájaros por primera vez en años. Estas ciudades han sido reclamadas desde hace mucho tiempo por profesionales que han defendido de la incorporación de la perspectiva de género, como cuando en Viena que elaboraron directrices específicas para "ciudades más justas". En este sentido, ciudades como Kreuzberg, Berlín, están diseñando respuestas a las nuevas realidades con carriles bici "pop-up", por ejemplo.
¿Qué lecciones hay para la futura gobernanza urbana?
La crisis ha mostrado como algunas alcadesas y alcaldes han tomado la iniciativa en la protección y el servicio a la ciudadanía, a veces incluso ofreciéndoles una mayor autoridad que les permita reaccionar ante un escenario en constante evolución. Sin embargo, esto plantea interrogantes sobre la gobernanza, en particular en Europa, donde las mujeres representan menos del 15% en puestos de máxima responsabilidad municipal.
Las voces de las mujeres y las niñas deben ser escuchadas, incluso en la toma de decisiones, ahora más que nunca. Necesitamos la recopilación de datos desglosados por sexo sobre la enfermedad en sí, las repercusiones económicas, la carga de la atención, los incidentes de violencia y abuso sexuales y la recuperación de la crisis, y en todos los niveles de la gobernanza.
Esta necesidad ha sido abordada directamente por ONU Mujeres, con el claro apoyo del Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, quien ha dicho: "Poner a las mujeres y a las niñas en el centro de los esfuerzos de recuperación de COVID-19. La igualdad de género y los derechos de la mujer son esenciales para superar juntos esta pandemia, para recuperarse más rápidamente y para construir un futuro mejor para todas".
Linda Gustafsson espera que este momento desencadene un mayor debate sobre la dinámica de poder en las familias y una apreciación más equilibrada de la importancia de los diferentes trabajos y roles en la sociedad, incluyendo un cambio importante en la forma en que reconocemos y apoyamos las labores reproductivas y de cuidados no remuneradas.
Pero también hay que ser optimistas. Linda Gustafsson destaca que "Vemos que las cosas pueden cambiar rápidamente con un consenso entre los partidos sobre las políticas que hemos estado proponiendo durante mucho tiempo, como las relativas a los subsidios de enfermedad y la movilidad sostenible. También veo esto como un momento de empoderamiento para los gobiernos locales. Estamos respondiendo rápidamente para dar respuesta a las necesidades de la ciudadanía y aportarles seguridad".
Por lo tanto, existe la posibilidad de convertir la experiencia bajo el COVID-19 en una oportunidad para cambiar las cosas para mejor. Como dice Jenna Norman del Women's Budget Group en el Reino Unido "La crisis de Covid-19 está chocando con una crisis de falta de inversión a largo plazo en la salud pública y la infraestructura social, que golpea con más fuerza a las mujeres. La respuesta ahora no es más de lo mismo".
Esta debería ser una oportunidad para ser más conscientes de nuestra infraestructura pública, incluido el trabajo invisible, infravalorado y a menudo poco remunerado o no remunerado que mantiene unidas a nuestras comunidades, y que es realizado predominantemente por mujeres. Necesitamos una apreciación continua de lo que son los servicios esenciales de nuestra sociedad.
Las ciudades tienen un papel que desempeñar para asegurar que no volvamos a lo que se asumió como "normal". Además de las cuestiones que hemos planteado, instamos a las autoridades municipales a que revisen sus presupuestos y servicios con una perspectiva de género, y a que trabajen con grupos locales de mujeres y otras organizaciones de la sociedad civil/estructuras comunitarias para llegar a todas las poblaciones, incluidas las más precarias.
Comparte con nosotros en Twitter - etiquetando @URBACT y @CEMR_Equality - iniciativas de ciudades que responden efectivamente a cualquiera de los problemas que hemos planteado en el artículo.
También te animamos a consultar la iniciativa e informe de Gender Equal Cities promovida por URBACT, donde se recogen propuestas para promover la igualdad de género en las ciudades.
Con un agradecimiento especial a:
Linda Gustafsson y Annika Dalen de la ciudad de Umea -socia líder de la red Gendered Landscapes- y su Lead Expert Mary Dellenbaugh-Losse.
Jenna Norman del Women's Budget Group del Reino Unido y coautora del informe Gender Equal Cities
Submitted by Jon Aguirre Such on